jueves, octubre 23, 2008

Catorce tacos y dos cocacolas

Tengo una debilidad por los puestos de comida callejera, sobre todo si atendidos por miembros de una misma familia. Con doblar un poco la oreja mientras saboreas la torta, quesadillas, tacos, hamburguesa, tamales o lo que sea, se pueden presenciar escenas populares de esas que nunca saben actuar bien en las películas o telenovelas. 

Hace rato fui a los tacos junto a la entrada del metro Chapultepec. La señora atiende al mismo tiempo que vigila a su hija de unos 7 años, quien a su vez carga como puede a un niño de unos 10 meses. El sobrino casi adolescente ayuda a que la gente se estacione. 

- ¿Viste Memo que los zapatos de Fina ya están llorando?- 

Echo una mirada discreta y en efecto todo el costado de los zapatos de tela de la niña está descosido y con trabajos el pie se mantiene adentro. 

- Estamos bien pinche jodidos- insiste con una sonrisa que solo pude encontrar admirable. 

- Pus ya saque de la maletota, tía !- 

Se hizo un corto silencio, casi fascinante.

- No, qué chingaos... si tuviera ¿tu crees que tendría a m'hija como una miserable pordiosera?

Un hombre mucho más pequeño que yo (y mira que no es fácil) se baja de un banco y pregunta con mucho orgullo ¿Cuánto es de 14 y 2 cocacolas? Sopas, me digo. ¡ Y yo que me sentía tragón por querer pedir un quinto taco ! Lo miré de arriba a abajo dos veces sin entender cómo le entró todo eso y que no se vea a punto de desmayarse. 

2 Comments:

Blogger lillie said...

me encantoo..
me sono familiarr!
haha no se que decirtee, simplemente me llego.
que estes bien :)

11:40 p.m.  
Blogger Unknown said...

jajaja!! ame la descripción es exacta...

10:24 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home