martes, mayo 09, 2006

delta





Un instante después de dejar el avión el viento se vuelve como un dragón del que te puedes esperar cualquier cosa. De hecho, el solo espera un descuido tuyo para convertirte en su juguete. La simetría se vuelve esencial cuando el aire desfila a casi 300 kilometros por hora por la superficie expuesta de tu cuerpo. Un brazo o una pierna fuera de su lugar y la autorotación no se hace esperar; esta última puede adquirir un grado de violencia que podría impedir al paracaidista de controlar el movimiento centrífugo que se acelera. Las sensaciones mas fuertes se consiguen en posiciones verticales, en particular cabeza abajo. El dragón acepta su derrota cuando no encuentra de donde agarrar al visitante y acaba dejándolo cabalgar. En ese momento la sensación de control y de libertad son inigualables. El viento relativo que pasa a gran velocidad junto al casco tiene la potencia de miles de olas. El instante antes de salir del avión es el momento más difícil (sin ser el más riesgoso), aún para aquellos que llevan cientos de saltos. El orden de salida está siempre especificado antes del despegue; para evitar alejarse de la zona de aterrizaje, la totalidad de los tripulantes deben saltar en espacio de pocos segundos. La pirueta que se hace al abandonar la puerta de apenas un metro de altura del Pilatus (hay una infinidad de formas de dejar atrás un avión) es totalmente controlada; de cualquier forma un efecto neuro-emotivo hace que se puede hablar de un segundo de inconciencia antes de comenzar a dirigir los movimietos de las diferentes partes del cuerpo. A 4000 metros de altura se inicia un juego de velocidad: el avión en horizontal a 120 kms/hora, el cuerpo en vertical acelera hasta alcanzar entre 200 y 300 kilómetros por hora, eso depende de la presencia y uso de los puntos de apoyo. La cabeza hacia abajo y el resto del cuerpo recto como una flecha lleva con certeza a la velocidad máxima; es la posición la menos estable. El vientre hacia adelante, los brazos en cruz hacia atrás y la espalda arqueada como una banana suele ser lo más sencillo de controlar una vez que el viento relativo de la salida del avión perdió su efecto. Un simple giro de las muñecas basta para lanzar un giro en la misma dirección que la inclinación de las palmas (El envío de un codo y hombro hacia adelante provocará un giro mucho más rápido que aquel controlado por las muñecas). Al enviar de golpe la cabeza entre las piernas una pirueta hacia adelante provocará un giro completo en menos de un segundo; el giro puede ser detenido retomando el arqueamiento de la espalda de la posición de base. Un movimiento tónico de las rodillas hacia el frente provocará un desplazamiento de los puntos de apoyo que desencadenará un giro hacia atrás; al sacar el vientre se detendrá el desplazamiento para recuperar la posición y eje inicial. Es importante que al final de cada figura el cuerpo se encuentre en la misma dirección que al inicio; en caso de estar acompañado eso mantedrá las posiciones relativas al resto del grupo. Un golpe de brazo de costado lanzará un giro sobre un eje vertical en la misma dirección que la mano. Al enviar los brazos estirados, palmas hacia abajo, a la altura de las caderas, los hombros hacia adelante y la cabeza hacia atrás comenzará un desplazamiento horizontal que puede alcanzar los 20 metros por segundo, muy importante para separar a los miembros de un grupo antes de la apertura de los paracaidas. Alrededor de mil metros de altura (medidos por el altímetro colocado en la muñeca izquierda) la mano derecha hace un movimiento rápido hacia la cadera, extrae de un compartimento un pequeño paracaidas que al ser liberado provocará la salida del paracaidas principal; unos segundos después (los cuales pueden ser cuatro o cinco segundos extremamente largos) se inicia la navegación gracias a los comandos de maniobra que permiten dirigir el vuelo. A pesar que el cambio de velocidades sea brutal, la distribución de la apertura del paracaidas en varias etapas hace que, por lo general, esta no sea violenta. Si se abre el paracaidas a aproximadamente 900 metros del suelo; la caída libre habrá durado entre 50 y 60 segundos.