viernes, junio 16, 2006

Claridad

Un proverbio español decía: tu empieza a hablar, las buenas ideas llegarán sobre la marcha. En medio del sindrome de la página blanca me obligo a escribir para observar cómo la capacidad productiva sigue ahí, lista para ser orientada. Quién me va a leer y por qué? Supongo que más de una razón puede ayudar al lector a continuar la lectura. El interés por el tema, el interés por lo que yo quiero decir, la curiosidad de por qué estoy escribiendo sobre esto, las ganas de encontrar una solución en la mía para seguir escribiendo en medio de titubeos. Digamos que yo escribo para mí y al mismo tiempo para los que se sientan como yo me sentiré al releerme, listos para escribir sobre cosas más interesantes que la dificultad de escribir, y al mismo tiempo con un nuevo aliento que proviene de un texto con forma correcta (éste) que pudo aparecer en cuestión de minutos y no de días o semanas. Yo, en tanto que personaje involucrado en la calidad de este escrito, me vuelvo de forma auto-forzada, el más tolerante de los críticos, permitiendo que el texto exista y se expanda sin un juicio severo que lo aceche palabra por palabra. El problema es no abandonar el problema. Un plan de ataque para probar que la creatividad puede ser alimentada y conducida a un nivel de fluidez aún en estados de escepticismo se vuelve necesario antes de adoptar cualquier posición. Una parte de los lectores no tendrá interés en escribir y su curiosidad en mi persona no será suficiente para seguir la argumentación; dejémos a ese lector buscar otros textos que sean más de su agrado en el resto de este sitio y en cualquier otra parte de la red. Mi atención queda entonces centrada en aquel que, como yo, busca dejar en forma clara y elegante algunas de sus ideas, principios, hipótesis, críticas, propuestas, descripciones, valores o simplemente anécdotas e impresiones. Escribir es investigar.

Dentro o fuera de mi cabeza hay miles de ideas que quiero presentar ordenadamente. Casi como un periodista me lanzo a hacer una encuesta, un reportaje, una entrevista a la microsociedad que existe en mi cabeza. Quien? Yo? o quienquiera que tenga los argumentos que defiendan las ideas de base. Lo importante no es que todo venga de mi, sino que la forma de convencer sea la mía, aun cuando los argumentos empleados sean prestados. El texto tiene exito cuando convence a alguien de algo. Y si no convenzo a las personas que me importan? y si no siquera soy capaz de imaginar el tipo de lector que interpretará mi lógica? Digamos que el lector es importante como sujeto abstracto, sin importar su nombre o sus creencias iniciales. El mensaje a transmitir es lo esencial.

Tampoco se trata de llenar páginas para entretener o para dar de vueltas a un asunto sin un objetivo claro. La meta de este ensayo queda definida de la manera siguiente: El espíritu creativo no es una musa que se va de vacaciones (diría Serrat), sino una sección del cerebro que a falta de uso de vuelve como un músculo debilitado que manda señas de cansancio ante cualquier demanda que exceda la norma. Cada párafo que aparece es una nueva rutina, un nuevo movimiento que obliga a este conjunto de neuronas a no regresar a la cama y a seguir de pie esperando que se les exija realizar una nueva pirueta. Dame una broma inteligente! y las neuronas se miran dudosas y me dicen que las describa dándose de rogar. Después de un momento las mismas vocecitas me soplan al oido que en realidad las neuronas que hacen los mejores juegos de palabras hilarantes y astutos son muy elitistas y necesitan considerar al lector digno de la risa que son capaces de provocar. Me ponen en una situación dificil porque no tengo la más mínima idea si el lector es efectivamente digno de la risa provocada. Seamos elitistas: el lector no digno de la broma no anda por aquí, y no tendra forma de enterarse de lo que pasa en este texto. Aun mejor, incluso entre los presentes podemos exigir una cierta habilidad para no perderse la parte cómica en medio de la lógica.

Qué es lo que espera el lector al llegar a esta parte de la narración. Una idea nueva? una idea vieja reciclada y modernizada? une idea que coincida con las suyas y le permita seguir adelante con algún razonamiento? o simplemente un buen consejo? alguna forma de regresar a seguir haciendo lo que hacía antes de abrir esta página, pero con un poco más de ganas. Me gusta esta última idea. Inyectar convicción a la gente parece una labor de gran dignidad. Los quiero convencer de que no es inútil seguir intentando. Intentando lo que sea, con tal de que el esfuerzo invertido se traduzca en satisfacciones y experiencia. Quien quiere escribir? o lanzar un proyecto a gran escala? o terminar algo que tiene mucho tiempo que se empolva en espera de inspiración? o encontrar el discurso que hará cambiar a la persona que se pretende ayudar? o simplemente convencerme a mi mismo que a partir de hoy mi vida no será igual porque una nueva actitud me dará la fuerza, el entusiasmo, la convicción, incluso la forma de llevar a cabo los tantos mini y medianos objetivos parecían lejanos.

Puede una simple lectura (o eventualmente escritura) desencadenar un nuevo comportamiento que perdure? Es posible. Partamos de la base que es cierto. Que yo no será el mismo de antes cuando termine este ensayo, y que el lector no será el mismo de antes cuando termine lo que hará justo despues de terminar de leerme. Incluso lo apresuro para que deje esta lectura a un lado y vaya directamente a iniciar la nueva fase de su vida en donde todo sigue siendo igual de dificil que antes, pero hay una nueva actitud más determinada que vuelva todo problema más vivible, menos sufrible, incluso risible.

Que quiero decir con un nuevo comportamiento que perdure? Todo es cuestión de fuerza y claridad. Mientras sepa que es lo que quiero, por más que haya obstáculos que parezcan desviarme de forma permanente de mi dirección, la claridad en el fondo y la forma de mis actos me llevará a no abandonarlos pese a las diferentes desepciones. La fuerza se puede perder por falta de convicción, lo cual es igualmente un problema de claridad. Si mi discurso me convence a mi mismo, no importa que los demás no lo entiendan o no le den el debido valor, mi convicción conseguirá que mis energías sean bien dirigidas la mayor parte del tiempo.