sábado, mayo 28, 2005

Siempre hacia arriba...

Posted by Picasa

viernes, mayo 27, 2005

De la infancia perdida

On est original et créateur, révolutionnaire si vous voulez, à proportion de la part d'enfance qu'on a conservée en soi. Loup Durand

martes, mayo 10, 2005

¿Qué es lo contrario de una sonrisa?

Tristeza y ausencia podrían ser sinónimos. La consciencia de una ausencia se traduce de forma casi inmediata en tirones hacia abajo de buena parte de los músculos oculares, bucales e incluso nasales. Todo esto se puede resistir entre distracciones y gestos de disimulo; no obstante, las manifestaciones corporales pueden durar tanto como la ausencia se mantenga presente en nuestro cerebro. Sin embargo, no podemos hablar de una reacción dolorosa. Existen tan buenas razones de estar triste que el no ser capaz de sentir ciertas tristezas podría ser el motivo de sentirla! Empecemos por algo simple, como las ganas de ver a la humanidad entera viviendo las mismas vidas que viven pero disfrutándolas gracias a cierto encanto artístico o poético que cada quien podría encontrar en todo momento. El enfermo sintiendo un gran orgullo de estar ahí, como el núcleo de un hermoso drama despidiéndose con palabras sublimes de un mundo que lo vio pasar y que lo deja ir. El pobre sabiendo que está viviendo momentos intensos de ausencias y de presencias, que puede llegar a extremos espirituales gracias al desprendimiento de lo material. El rico perdiendo el sentido de lo que posee y haciendo lo posible por acercarse al que no cuenta más que con su imaginación. Quiero un mundo así, y no lo encuentro. Me entristece la ausencia de más sensibilidad en cada persona que cruzo. Me alegra descubrir que tuve la suerte de ser capaz de sentir tal tristeza. La vivo con la cabeza en alto, sabiendo que en mi mundo la gente es capaz de olvidar cuánto gana porque la cantidad de sensaciones que llenan cada uno de nuestros minutos vuelven lo material un asunto muy secundario.

jueves, mayo 05, 2005

Confianzas

Ni con miles de versos harás la revolución, dicen.

Juan Gelmán