Te sentirás perdido
Te sentirás perdido por largos momentos. Siempre supiste que así tenía que ser, aunque en ocasiones lucharas por pintarte una realidad distinta, donde la conexión con el mundo real fuera sólida y coherente. La coherencia nunca fue ni será parte de tus virtudes. La contradicción, en cambio, te acompañará desde tus primeros recuerdos. Serás parte sin darte cuenta; te alejarás cuando creas acercarte. Lo que parece un poco de claridad es tu entrada a la etapa más oscura que hubieras podido imaginar. ¿Dónde quedó la gente que es como tu, si es que eras o te ibas volviendo alguien normal? ¿Qué no lo único que hacías era cumplir con tu deber como ciudadano responsable, como individuo determinado a realizarse dentro del contexto que dignamente habías acabado de aceptar como estimulante? De pronto la lógica se perderá, no sabrás si de golpe o poco a poco. Un día ya no podrás atar los cabos de esa historia que te habías contado, que estabas listo para contar una vez anciano. Tus ojos se volverán tristes y tu voz comenzará a parecerte cada vez más hueca. Algo falso entró y se filtrará en casi todas las historias que cuentas, en casi todas las representaciones teatrales que te esmeras en afinar desde que abres los ojos hasta que se cierran sólos. Desearás correr y gritar con todas tus fuerzas y te sentirás cobarde por no encontrar ningún momento para hacerlo. Entonces buscaste desesperadamente distraerte. Cada intento por escapar de tu conciencia trajo un alivio más corto que el anterior. La desesperación circulará por tus venas para hacerse sentir en cada parte de tu cuerpo. Buscarás por todos lados aquello que salió mal. ¿En qué momento perdiste de vista el camino? ¿De quién es la culpa? El silencio de tu soledad te hará ver que no conocerás la respuesta. Te preguntaste por cuanto tiempo más podrías seguir caminando sin rumbo. Entonces voltearás a tu alrededor, y te verás. Te verás por todos lados. Ahí estabas, hecho anciano, hecho mujer, hecho niño. Sentado hambriento en la calle esperando una moneda. Convenciendo a un cliente que hacia una buena elección. A la entrada de una escuela con una pesada mochila en la espalda aburriéndote antes del inicio de la primera clase. Sintiendo como se mueve tu primer hijo en tu vientre. Esperando con calma la muerte que te liberaría de los dolores que se acumularon con los años. En ese momento, estar perdido comenzará a parecerte divertido. ¿Quién está más perdido? ¡Echen sus apuestas! Tu perdidez finalmente parecerá llevarte a algún lado. Tu confusión empezó a merecer un poco de respeto; era algo tan tuyo que perdiste las ganas de compartirla. Más distracciones entran y salen de tu cabeza y de tu cuerpo. Te encargaste de que invadieran cada momento de tu vida, hasta el punto de adueñarse de cada segundo de tu día. Sonreirás mientras una lágrima titubea en recorrer tu mejilla.
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